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sábado, mayo 26, 2007

Latinoamércia, ahora el secuestro virtual

Los delincuentes no tienen a la víctima pero sí información sobre ella que usan en una llamada telefónica para obtener dinero rápido.

"¡Papá, papá, papá!"', fueron las primeras palabras que Rodolfo Melchor escuchó en su teléfono celular. Luego, otra voz le dijo: "'Mi amor, soy yo. Me secuestraron".

Hacía un instante, Melchor, quien repara máquinas de oficina, se tomaba un descanso con su asistente. Ahora, estaba escuchando por el teléfono que su esposa de 29 años y su hijo de seis estaban secuestrados.

Melchor colgó de inmediato y llamó a la policía, que acudió a su casa y confirmó que el secuestro era falso. Su esposa y sus tres hijos estaban a salvo.

Pero los 30 minutos transcurridos entre la llamada y la confirmación de que no había secuestro fueron los peores que ha pasado Melchor en su vida.

"Mi cabeza estaba dando muchas vueltas, dijo Melchor, de 38 años. La diferencia (entre la voz de la mujer que llamó y la de la esposa) no la noté, porque estaba en algún tipo de shock".

La familia Melchor fue víctima de un 'secuestro virtual o sicológico'. Se trata de un falso secuestro cuyo fin es engañar a alguien para que pague un rescate sin que ninguno de sus seres queridos esté cautivo.

El arma o herramienta principal de este tipo de secuestro no es una pistola, un cuchillo, una soga ni una mordaza, sino un teléfono, utilizado por los delincuentes para hacer sus amenazas.

México, Brasil, Argentina y Guatemala, países con una alta tasa de secuestros, son azotados ahora por los secuestradores virtuales, que se han aprovechado del uso creciente de teléfonos celulares y de un acceso más fácil a las bases de datos con información personal de la población.

Los secuestradores virtuales invaden las bases de datos como piratas informáticos o se hacen pasar por trabajadores de servicios públicos, en una llamada telefónica, a fin de obtener información sobre las víctimas potenciales. Posteriormente, vigilan los hábitos de la familia y eligen el momento en que alguien no está en casa para llamar.

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