Esta función cognitiva va más allá del almacenamiento de datos. Hoy es posible cultivarla, ejercitarla y protegerla.
La mayoría de los seres vivos tiene memoria, pero no tan compleja como la de una persona. Planear el futuro a partir del recuerdo de lo aprendido y de las experiencias es un rasgo humano. Por eso les cabe razón a quienes sostienen que las personas son lo que recuerdan.
Esa complejidad también viene a explicar el hecho de que no haya una única zona del cerebro en la que se almacenen todas las experiencias que vive una persona o que de esta haga parte un mecanismo que le permite filtrar datos y desechar información irrelevante.
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